27/11/11




 Dos almas perdidas nadando en una pecera
El mundo es tan pequeño, y a la vez, es tan fácil perderse en él. En lo cotidiano podemos encontrar grandezas incalculables que hasta a veces, no habíamos, Elena y yo, Marcos, siquiera llegado a imaginar. Uno se sorprende al alzar la mirada. Pero el ciego, aunque no ve, también puede mirar y aunque sin ver, me ha contado que ha descubierto muchísimas más cosas que aquel que mira, pero no ve.


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