25/10/11

Una excelente película

Éramos como desconocidos que se conocen muy bien. Es difícil diferenciar entre los hechos y la ficción. Nuestra historia es así. Por muy extrañas que fueran sus historias, los finales eran más sorprendentes aún. Tenía un ojo de cristal que al parecer tenía poderes sobrenaturales. -He oído que si lo miras fíjamente, sabes cómo vas a morir. 




-¿Entonces cómo ocurrirá? -Es un final sorpresa, y no quiero estropearlo.
-Somos cuentacuentos los dos, yo digo los míos con la voz, tu escribes los tuyos.
-Papá, verás, yo sólo quiero conocer las verdaderas versiones de los acontecimientos, las historas... A tí.
-En casa me sentía atrapado. El último capítulo es bastante más insólito, tienes que creerme.

El destino tiene una manera muy cruel de dar vueltas inesperadas. Después de tantos esfuerzos para salir de Aston, resulta que la chica de la que estaba enamorado, se había comprometido con uno de los chicos más cretinos del pueblo. Hay momentos en los que el hombre tiene que luchar, y hay momentos en los que tiene que aceptar que ha perdido, que su barco ha zarpado, que sólo un iluso seguiría insistiendo. Lo cierto es que siempre ha sido un iluso.

-Sandra Templeton, ¡te quiero y me voy a casar contigo!


Dicen que cuando conoces al amor de tu vida, el tiempo se para... 
Y es verdad. Lo que no dicen es que cuando vuelve a ponerse en marcha se mueve aún más rápidamente para recuperar lo perdido.
[...]


-Anoche estuve hablando con tus padres. Nunca me has contado cómo se conocieron tus padres. ¿qué hay de los detalles? ¿el circo, la guerra? nunca me has contado nada de eso.
-Porque casi nada ocurrió en realidad.
-Pero es romántico.
Risas.
-¿Qué?
-Que más vale no discutir sobre romanticismo con una francesa.

-¿Quieres a tu padre?
-Todo el mundo quiere a mi padre, tiene mucho encanto.
-¿Pero tu le quieres?
-Tienes que entenderlo, cuando yo era un niño, él pasaba más tiempo fuera de casa que en casa. Y empecé a pensar ¿haber si tiene alguna segunda vida en otro lugar? otra familia, otra casa, y nos deja, y se va con ellos. O... a lo mejor no hay otra familia, a lo mejor nunca quiso tener otra familia. Sea lo que sea, prefiere su segunda vida, y si cuenta tantas historias es porque no soporta vivir en este lugar tan aburrido.
Pero eso no es verdad.
-¿Cuál es la verdad? Nunca me ha contado una sola verdad.

-Deberías hablar con él...

-Papa, no tengo ni idea de quien eres. No me has contado ni un sólo hecho verdadero.
-Te he contado miles de hechos. Eso es lo que hago, Wil, cuento historias.
Tu cuentas... mentiras papá, mentiras entretenidas. Los cuentos sólo se cuentan a un niño de cinco años a la hora de dormir, no son elaboradas mitologías que sigues contando a tu hijo a los 10, 15, 20, 30 años. Y... yo, yo te creía, creí tus cuentos durante mucho más tiempo de lo que tenía que haberlos creído. Y cuando vi que todo lo que contabas era imposible, me sentí como un imbécil por haber confiado en tí. Era como una mezcla del ratoncito pérez y Santa Claus, igual de encantador, igual de falso.
-¿Crees que soy un falso?
-Sólo en la superficie, pero eso es lo que me has dejado ver.





-¿Alguna vez tu padre te contó la historia de cómo naciste?
-Sí, miles de veces, pescó un pez impescalbe.
-No, esa no, la verdadera historia. ¿Alguna vez te la contó?
-No.
[...]
-No es muy emocionante ¿verdad? Y supongo que si tuviera que elegir entre la versión verdadera y una versión rebuscada sobre un pez y una alianza de boda, seria más posible que escogiera la versión fantástica. Pero... sólo es mi opinión.
-A mí me ha gustado su versión.

[...]

-Cuando ya estamos cerca del rio. Vemos que todos ya están alli. Me refiero, a todos. Es totalmente increíble.

-¡La hisotira de mi vida!

-Lo más curioso es que no se ve ninguna cara triste, porque todos se alegran tanto de verte... y quieren despedirte como Dios manda.
-Adiós a todos, hasta siempre, adiós.

-Te conviertes en lo que siempre has sido: Un pez muy grande.

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